Democracia em risco | |
Por Eleutério Gouveia Sousa (Leitor do Jornal), em 2023/01/10 | 86 leram | 0 comentários | 55 gostam |
Todos querem ter razão...... | |
ESCUCHA ESTA NOTA INSCRUSTAR NOTA 10 de enero de 2023, 4:00 AM El asalto al Congreso, al Tribunal Supremo y al Palacio presidencial de Brasil este domingo 8 de enero por parte de simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro ha conmovido a la democracia del gigante sudamericano. Las acciones violentas de miles de personas irrumpiendo en las barbas del poder del vecino país, que buscaban la caída del mandatario que asumió funciones el 1 de enero pasado, traían el recuerdo de aquellas imágenes del intento de toma al Capitolio estadounidense en enero de 2021. Los actos del domingo fueron condenados con vigor por la comunidad internacional, desde los gobiernos de Estados Unidos, Francia, Rusia y China hasta los países latinoamericanos. El regreso del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva a Planalto en Brasilia, no fue tranquilo como se presagiaba. Alguien estuvo detrás de este intento de asalto, sin embargo, el primer sindicado es el expresidente que viajó hace unas semanas a Florida, Estados Unidos, antes de que su contrincante y vencedor de las elecciones se colocara la banda presidencial. Bolsonaro fomentó la desconfianza en el resultado de las elecciones y tardó demasiado tiempo en reconocer su derrota en las urnas, abogó por el cierre del Congreso y atacó con fuerza al Tribunal Supremo. Tras conocerse el resultado de las elecciones hubo bloqueos y protestas en varias regiones del país, que se habían aplacado hasta esta nueva irrupción. Detrás de estas manifestaciones hay financiadores y a lo que se suma el rol que han protagonizado militares y policías de seguridad. Sudamérica vive un momento álgido. La democracia se ha visto debilitada no solo en Brasil, sino en otros países del continente. El caso de Perú es un ejemplo, que hasta ahora sigue con convulsiones internas después del autogolpe presidencial donde el Congreso actuó de forma inmediata y destituyó a Castillo por “incapacidad moral”. Aunque en pocas horas asumió la vicepresidenta Dina Boluarte, la paz social no se ha restablecido. Perú ha tenido seis presidentes desde 2016. En Argentina, las acusaciones entre el Poder Judicial y el Ejecutivo tienen también sus remezones tras la sentencia e inhabilitación política a la vicepresidenta Cristina Fernández, luego del atentado contra su vida. En Chile tampoco la situación da respiro al presidente Gabriel Boric. Hace pocas horas cambió a la ministra de Justicia tras fuertes cuestionamientos de la oposición por los indultos concedidos a una docena de personas condenadas en las protestas sociales del estallido social en 2019. Hoy se ven fuerzas sociales, económicas y políticas más activas que no solo se refugian en la oposición partidaria. Las democracias en la región, incluida la de Bolivia, se han debilitado perdiendo institucionalidad en sus estamentos más básicos. Se pueden ver rasgos comunes, pero generalmente cuando una sociedad padece de un sistema judicial en descomposición, fuerzas del orden que incumplen, una clase política desatenta, un sistema de organización corrupto, pueden emerger momentos de alta peligrosidad y pulverizar la vida en democracia. Sobrevuelan signos de incredulidad en la ciudadanía que ha detectado que algunos resortes no están funcionando. Cuando las grietas se profundizan y los mecanismos del diálogo, de acuerdos, de intercambio de ideas para reconducir ciertos procesos se alejan de las necesidades de la población, las alarmas deben encenderse. Hoy, en medio de un clima enrarecido, Sudamérica deberá sortear estos momentos críticos y reencontrar sus propios caminos. La vida en democracia plena es el más cercano. | |
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